Con trece años dejó la escuela por la tarefa. El deporte le cambió la vida y hoy, con 17, es segundo en el ranking nacional de tres mil metros en su categoría. Tenía trece años Agustín Da Silva cuando se adentró en los yerbales de Oberá. Había dejado la escuela y pasaba entre una y dos semanas en el campamento. Hoy, con 17, para Agustín aquello no es más que un recuerdo. La suerte, el destino o vaya a saber uno qué ángel decidió que se cruzara en el camino con el atletismo. Y le salvó la vida: cuatro años después, está segundo en el ranking nacional de tres mil metros llanos en Menores, ganó innumerables pruebas y en diciembre fue premiado como el deportista del año en Oberá. El deporte tiene esa característica, la de cambiar realidades.
El calor golpea duro en la siesta del barrio Caballeriza, en el norte obereño, donde Agustín vive junto a sus hermanos y Margarita, su madre. La casa familiar es de madera y chapas de zinc, como casi todas en la zona. Da Silva no vivió siempre ahí. Cuando era más chico vivía en Villa Cristen, cerca del Complejo Deportivo Ian Barney. Ese resultó ser el inicio de su romance con el atletismo. Tenía apenas once años. Descalzo y con unos pocos días de práctica, fue segundo en 1.500 metros y también en tres mil, entre trece competidores de su categoría. De héroes anónimos se nutre la historia de vida de Agustín.
Fabián Romaszczuk y Marcelo Caso le habían inculcado el amor al deporte. Agustín comenzó a sorprender y fue a principios del año pasado que terminó de dar el salto, en Posadas y nada más y nada menos que ante Darío Piñeyro, su ídolo, al que solía leer en los diarios durante las noches en el yerbal. El 2015 fue el año del despegue. Da Silva fue cuarto en el Nacional de Cross-Country de Menores en La Rioja, segundo en 1.500 y tres mil metros del Nacional de Pista en Resistencia, campeón en el Nacional de Clubes en Santa Fe en tres mil metros y subcampeón en los 1.500. En diciembre pasado marcó récord provincial de Menores en los tres mil metros y es segundo en el ranking nacional detrás del santafesino José Zavala.
Tantos logros llevaron a que Agustín sea considerado uno de los dos mejores del país en su categoría. Agustín se ilusiona con lo que viene y sueña con representar al país en las olimpíadas.“Es el sueño de todo atleta, algún día espero llegar a eso. Sería algo demasiado bueno”, admite y, sin olvidar todo lo que le dio el deporte en poco más de un año, concluye: “Me apasiona correr, esta es mi pasión. El atletismo me cambió la vida”.